2/7/08

capitulo 6 Perros Jovenes.- PL initial

Setho había puesto todo su empeño en encontrar al próximo guerrero mas no tubo resultados, decidió repasar todo lo que había ocurrido pero nada no hubo una respuesta clara en su mente, así que volvió a relajarse durante algún tiempo, durante el cual fue a ver a su amigo Nelrot y nunca imagino que hay encontraría su respuesta. Esa tarde Nelrot había invitado a alguien, de pronto cuando este acababa de darle la noticia llego un tipo alto vestido de negro el pelo le llegaba a los hombros y su aura siempre reflejaba infelicidad su nombre era Fausto.

Nelrot nos había pedido ayuda para ir a cobrar algo a la casa de un tipo llamado Romero, nos había explicado que lo mas probable es que debiéramos pelear contra el para lograr su fin pero sin importarnos lo acompañamos con mayor razón aun. Al llegar salio un muchacho de gran estatura delgado y una mirada de redención era el, Nelrot se acerco a hablar con el mas este negó con la cabeza, mire a Fausto y le dije – ¿crees tu que será necesario pelear?- pero no me respondió. De un momento a otro todo cambio Nelrot parecía mas alterado y habían salido dos personas mas, uno moreno de cabello largo y el otro era bajo rubio y parecía hiperquinetico, de pronto Nelrot tomo a romero por el cuello y antes de poder reaccionar los dos tipos se abalanzaron contra el, Fausto se interpuso en el camino del hiperquinetico
Y le dijo que lo mejor seria que no interviniera mas el moreno se lanzo contra Nelrot y este lo mando lejos con solo la mirada y dijo –Excelente Setho, te traigo para que nos mires - mas el tipo moreno ya estaba en mi espalda y al girarme me dio un golpe que me mando a volar por los aires, pasaron unos segundos y me levante rápidamente, mi cabeza zumbaba y perdía el conocimiento a ratos pero mi cuerpo comenzó a reaccionar solo y levantando ambas manos aparecieron dos armas de ellas y volví a sentir como la presión abordaba mi cuerpo y al perder el conocimiento aparecía tras del tipo moreno y le daba dos tiros en la cabeza mas las nauseas que tenia me daban ganas de vomitar y mi cuerpo sin parar ya estaba junto a Fausto disparándole al rubio mas este se movía a gran velocidad y no lograba darle un tiro certero sin embargo una sombra del suelo freno sus movimiento y antes de dispararle esta lo consumió por completo dejando Nelrot solo con Romero.

Romero logro soltarse y una luz recorrió todo su cuerpo – Nelrot solo dame una razón por la cual debería darte el escudo y te lo daré, pero si lo quieres para malos fines como protector legendario del escudo no puedo permitírtelo-
Nelrot se acerco a el y le pregunto…
- que importa para que lo quiero, de todas formas ocurrirá, ¿no te das cuenta quien esta conmigo?-
- Eso es lo que mas me confunde no puedo creer que el este contigo – dijo Romero
- así es, por lo mismo te pido que me lo des –
- aun así, aun con el, no te daré el escudo… -
- lastima… ahora tendré que quitártelo por la fuerza-

Romero comenzó a ahogarse y se tiro por el piso mientras la tierra lo impulsaba hacia arriba, de pronto comenzó a salir fuego de su cuerpo y vomitaba algo parecido a agua y tratando de hablar algo saco la lengua la cual estaba por completo morada y dijo “¡esta bien te lo daré!”, pero Nelrot respondió – muy tarde- en ese momento pensé que Nelrot lo mataría y no pude moverme siquiera pero Fausto puso una de sus sombras delante de Nelrot y le dijo que era suficiente, Nelrot miro a Fausto de reojo con cara de odio y este volvió a hablar diciendo - ¿vas a hacerme lo mismo?- y en ese momento Nelrot retomo la cordura y le pidió el escudo a Romero el cual lo trajo, era un escudo masacrado el cual parecía tener muchos años de antigüedad y este lo tomo y nos fuimos.

Esa noche hablamos Nelrot, Fausto y yo. Fausto era un tipo que parecía no tener ánimos de hablar nunca solo esperaba algo gracioso se reía y se volvía serio otra vez, reflejaba siempre el sentido mismo de la palabra infelicidad, al amanecer y darnos cuenta de la hora decidimos dormir y Fausto se fue. Nelrot y yo quedamos a solas y me dijo…
- me lo pido -
- ¿de que hablas? –Respondí enseguida – no puedes ser tan rarito –
- ja ja ja, sabes a que me refiero idiota – y un silencio embriago el ambiente de un segundo a otro
- no, eso lo debe decidir por si mismo –
- ya lo decidió hace tiempo, ¿o crees que el ira tras tuyo si te conoció recién? –
- por lo mismo aun no me conoce – y cerrando los ojos no podía para de pensar en 1 sola cosa, que demonios había hecho cuando estaba frente a Romero, pero no tardaría en encontrar la respuesta, al menos ya había encontrado a otro guerrero.

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